Panamá cuenta con una serie de fortalezas que pueden ser decisivas en el futuro de la sociedad. Dentro de estas condiciones se encuentran sus recursos humano cosmopolitas dotados de una educación básica (8.4 años de escolaridad promedio), su biodiversidad; tierras y recursos de bosques, mares y subsuelo poco aprovechado; un sistema financiero flexible y sus estratégica posición geográfica. Estas ventajas se ven reforzadas con la transferencia del Canal de Panamá y de sus áreas adyacentes (tierras, infraestructura, viviendas, puertos, escuelas, instalaciones físicas, entre otras), calculado en varias decenas de miles de millones de dólares y que representa un activo económico superior al de cualquier país de la región.
Las perspectivas de inserción de Panamá en el mundo globalizado son altamente favorables, dada la existencia de una elevada proporción de mano de obra empleada en diversas actividades del sector moderno de la economía, a la actitud favorable del empresariado nacional frente a la globalización y la escolaridad media de la población. Sin embargo, voceros de diversos sectores de la vida nacional opinan que el desarrollo humano y la competitividad en los mercados internacionales exigen un mayor esfuerzo en la definición de una estrategia de desarrollo nacional, concertada con los grupos más representativos del país, que contribuya a la reducción de la pobreza y la desigualdad social, al mejoramiento de la calidad de la formación de los recursos humanos y una mayor inversión en investigación y desarrollo.